Verónica Gómez : El Adversario

Textos : Verónica Gómez y Lorena Fernández

Octubre 19

En febrero de 2017 (invierno europeo) asistí a una residencia artística en Alajärvi, un pueblo en el interior de Finlandia. Viví en las afueras, en una gran casona de madera del Siglo XIX que había pertenecido a Eero Nelimarka, pintor finlandés. No había nadie más en la casa por lo cual la residencia se transformó en una especie de retiro (sólo salía para cruzar el lago congelado y llegar al pueblo a buscar provisiones). Las horas de luz son pocas y blancas y tenues y cuando el sol desaparece queda un resplandor que guarda la nieve. También hay un efecto específico de la nieve acumulada que es una especie de amortiguación de los sentidos. Esta serie de paisajes abstractos, líneas sucesivas que construyen atmósfera muy lentamente (línea por línea, sin asistentes), nacieron allá. No se trata tanto de un lugar geográfico como de un estado mental. De la posibilidad del arte como una ocupación terapéutica. Partir de un fondo oscuro, observar como paulatinamente, con blanco titanio (cubritivo), blanco de zinc (translúcido) el plano se cubre de un velo que tiene movimiento.

Dos años después, en febrero de 2019 comencé a entrenar kenjutsu (arte de la espada samurái) en el Instituto Niten (escuela de los Dos Cielos fundada por Miyamoto Musashi). Entonces la línea encontró una analogía con la estocada. Ejercitación de la paciencia y búsqueda de la precisión. El cansancio, el agotamiento, es enemigo de la precisión. Hay que aprender entonces a seguir adelante cuando parece que se ha instalado el hartazgo. Tal vez la única posibilidad de conseguir atmósfera es la acumulación de gestos pequeños en el tiempo, igual que las termitas construyen esos fantásticos hormigueros a base de acumulación de pequeñísimas porciones de saliva y tierra. El temperamento se convierte en estilo y estrategia para negociar con la fuerza de la gravedad (las líneas melancólicas caen, se desmayan, las sanguíneas se elevan, extrovertidas, el temperamento colérico produce líneas concéntricas y abigarradas, llenas de pus, el flemático verticalidad y jerarquía.). “El adversario” es una muestra sobre paisajes adversos (espero sean bellos también).

Verónica Gómez

 

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